domingo, 3 de febrero de 2013

Leovigildo Ruiz Tatay. Del teatro local en Zalamea la Real a figura del Teatro Español.


Entre los muchos personajes ilustres de la villa de Zalamea la Real, traemos en esta ocasión unas pinceladas sobre un zalameño que engrandeció durante décadas la escena teatral del país : el dramaturgo Leovigildo Ruiz Tatay.
Nació Leovigildo en el mes de julio de 1871, “...en el seno de una familia modesta, pero en la que se conservaban por tradición las prendas más acrisoladas del alma castellana”. Por avatares de la vida, quedó huérfano de padre desde muy joven, lo que suponía un verdadero lastre para la economía familiar. Por ello, y al ser el primogénito de la familia, debió hacerse con la responsabilidad de ésta, junto con su madre, Aurora Tatay Gil, desde horas muy tempranas. Ya desde muy joven comenzó a actuar como actor amateur en un pequeño grupo de teatro local. El antiguo local del Pósito, lugar donde se sitúa el actual Ayuntamiento de la localidad, se adecuó en 1890 para hacer las veces de pequeño teatro donde esta compañía de aficionados al arte dramático desarrollaba su afición y donde representaban al público sus obras. Parece ser que Leovigildo, además de destacar entre sus compañeros, mostraba verdaderas dotes interpretativas, lo que le alentó a seguir trabajando en el mundo del teatro. De este modo, en 1894, con unos 23 años de edad, viajó a Madrid para abrirse camino en el panorama dramático nacional. Y pronto lo conseguiría, pues tan solo un año después, entró en la compañía del actor Emilio Mario, para trabajar en el madrileño Teatro de la Comedia. Allí debutó en la obra de Joaquín Dicenta, Juan José, con el papel de Cano, un personaje de última fila.
En virtud a su ingenio interpretativo, en 1896, fue contratado por una nueva compañía, la de Carmen Cobeña, para realizar una gira por Andalucía. De este modo, en Sevilla, en la obra de Don Juan Tenorio hizo el papel de Don Gonzalo de Ulloa, “...personaje del que años más tarde habría de demostrar ser intérprete admirable y en el que tal vez no sea superado por nadie...”, lo que hace suponer que fue adquiriendo una gran fama dentro de los círculos teatrales del país. Desde entonces, Leovigildo trabajó en las mejores compañías de arte dramático del panorama nacional del momento: María Guerrero, Margarita Xirgú, Francisco Morano... También actuó con la empresa Madrazo, en el Teatro Español, llevando a escena el Edipo de Sófocles; y en la compañía de Enrique Borrás actuó con el papel de Sófocles junto al propio Borrás, que ejercía de Critón.
           Enrique Borrás y Leovigildo Ruiz Tatay “El alcalde de Zalamea”
Pero al margen de todos estos papeles de mayor o menor importancia, destacó en el papel de Don Lope de Figueroa, en El Alcalde de Zalamea. De este aspecto se extraen las palabras de José Ruiz en su discurso de inauguración de la lápida que daba nombre a la calle, donde decía que “tan difícil ha sido superarle que más de un crítico ha afirmado que al morir nuestro eximio actor, ha muerto también Don Lope de Figueroa”.
El deseo de colocar su nombre a una de las calles de Zalamea la Real vino de los propios vecinos del pueblo. En agosto de 1931 un nutrido grupo de personas de la villa envió un escrito al Ayuntamiento donde se rogaba este hecho, para perpetuar la memoria del ilustre actor, “una de las más legítimas glorias del teatro español”, ofreciéndose los propios firmantes a abonar el precio de la placa que llevaría su nombre. El Consistorio, aceptando por unanimidad la petición de los vecinos, decidió otorgar el honor de llevar el nombre del actor a la calle Almirante Pinzón (que ya había sido designada como José Nakens, pero que tras la resolución este último nombre pasaría a la antigua calle Conde de Gomar). A finales de este mes llegó una carta al propio Ayuntamiento remitida por Emilio Ruiz Tatay, hermano de Leovigildo, donde agradecía a la Corporación todas las atenciones prestadas tras la muerte de su hermano. La Alcaldía aprobaría la idea de suscripción popular para la compra de la lápida que llevaría su nombre y que se colocaría en la antigua calle Almirante Pinzón. El homenaje y el descubrimiento de la placa se llevarían a cabo el día 22 de noviembre de 1931 (a las 11 de la mañana), acto al que asistiría el pleno del Ayuntamiento. Este acontecimiento se completaría con las palabras del Comandante de infantería José Ruiz Serrano.
Leovigildo murió el sábado 1 de agosto de 1931, debido a una rápida enfermedad. Tal como indican los obituarios sobre el acontecimiento, “…la infausta nueva llegó rápidamente a los Círculos teatrales y literarios, donde el finado gozaba de unánimes simpatías y fervorosa admiración por su atrayente simpatía, su talento artístico y dotes de caballerosidad, produciendo en todos, amigos y admiradores, un profundo pesar. Con la muerte de Leovigildo Ruiz Tatay pierde la escena española uno de sus más valores positivos. El teatro clasico tuvo en él un intérprete de la más depurada escuela dramática”.
La figura de Leovigildo Ruiz Tatay quizás es aún demasiado desconocida para muchos zalameños, aunque hay que tener en cuenta que su nombre, otorgado a la citada calle, ha perdurado a través de tres regímenes desde la propia Segunda República, teniendo en cuenta que es característico el cambio del nomenclátor del callejero con cada cambio de régimen político: “...Zalamea, pueblo milenario, que ha conocido de muchas culturas, no podía ser sordo a la voz de este hijo del pueblo, y el espíritu popular se manifestó más de una vez ante el arte exquisito de tan consumado actor.[...] Verdad es que ha conocido las glorias del triunfo, de los aplausos, de los apretones efusivos de manos, obsequios, regalos y la dulce sonrisa de una dama gentil que ha premiado de esta suerte su arte magistral.... ¡Pero cuantos sinsabores para conquistar la gloria! ¡Y ahora, la gloria póstuma, la de su pueblo!...”.
A ello unir, como no podría ser de otra manera, la denominación del Teatro Municipal en la actualidad, conocido como “Teatro Ruiz Tatay”.



José Manuel Vázquez Lazo.

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