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Documento 1 |
El 1 de julio de 1937 se publicaba la "Carta colectiva
del Episcopado español al mundo entero con motivo de la Guerra de España” (les
recomiendo una detenida lectura), donde se plasmaba sin tapujos el apoyo de la
jerarquía eclesiástica al golpe de Estado perpetrado un año antes y su apoyo
moral a lo que se denominó en los círculos clericales como “Cruzada Nacional”.
En este ambiente de fervor religioso e ideológico, nacieron o se promovieron,
en lo que nos conciernen, muchas de las Cofradías de Semana Santa que hoy día
se mantienen en la nómina cofrade de nuestros pueblos y ciudades.
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Documento 2 |
Documento 1: Tras
el incendio en julio de 1936 de la Iglesia de San Gil de Sevilla, donde tenía su sede la Virgen de la Esperanza (Macarena), la
Cofradía (presidida por el militar Francisco Bohórquez Vecina) y el mayor
valedor de ésta, el General Gonzalo Queipo de Llano, decidieron erigir una
nueva capilla para la imagen. En una de sus tristemente reconocidas alocuciones
radiofónicas en Unión Radio Sevilla, el 30 de junio de 1938, Queipo, tras hacer
efusiva profesión de Fe a la Esperanza Macarena, solicitaba una cuestación
popular para la edificación del nuevo templo macareno: “La Virgen de la
Esperanza, la Macarena hermosa, se quedó sin casa porque fue destruida por el
furor de la canalla marxista. Lleva dos años errante, alojada en la Universidad
[...] pero alejada de los macarenos que la adoran, que anhelan tenerla entre
ellos para contarles sus cuitas...”. En agosto de 1938 la “Junta Recaudadora de
las Suscripción Queipo de Llano para la Virgen de la Macarena” se ponía en
contacto con el Ayuntamiento de Zalamea para hacerles llegar la propuesta del
general: “Para todos los españoles, pero especialmente para los que radicamos
en el territorio del Ejercito del Sur, encomendado a su autoridad, a la que
debemos la libertad y la vida, ha de bastarnos que sea una noble aspiración
suya, para que por gratitud, por patriotismo y por adhesión inquebrantable nos
aprestemos a darle la ayuda que tan rendidamente nos ha pedido”. Se solicitaba
que se constituyera una junta similar en la localidad, y que se les remitiera
un listado de donantes con las cuantías aportadas por cada uno. El registro
pasaría al futuro Libro de Oro de la Virgen Macarena.
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Documento 3 |
No tenemos
constancia documental de la creación de esta junta local, ni de los posibles
colaboradores. Pero sí tenemos dos cifras al respecto que se destinaron a la
edificación del templo. Una primera, con fecha de enero de 1939, de 146,50
ptas, y una posterior de 186,75. La cantidad es relevante teniendo en cuenta
las pésimas condiciones de la Zalamea de Posguerra.
En 1941 se
iniciaron las obras sobre los cimientos de “Casa Cornelio”, una antigua taberna
donde usualmente se reunía en anarquismo sevillano y que fue reducido a
cenizas, junto con gran parte del Barrio de la Macarena, por la aviación
nacional bajo las órdenes expresas del propio Queipo de Llano.
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Documento 4 |
Documento 2:
Curioso cuanto menos es el siguiente documento. El doctor Rafael Gironés
enviaba desde Játiva (Valencia), en julio de 1939, una misiva donde narraba
cómo la imagen del “Cristo de Zalamea” que se veneraba en la Calle San
Francisco de esa ciudad” había desaparecido durante la contienda. Indicaba que
los vecinos deseaban restaurar dicha imagen pero, al carecer de fotografías o
estampas de la misma, suplicaba al Consistorio de Zalamea se le remitiese “una
estampa de la imagen de Cristo que presumiblemente se venera en dicha ciudad”.
Extraño es cuanto menos solicitar este asunto al ayuntamiento de Zalamea la
Real, teniendo en cuenta que a escasos 180 km, en la misma región, se veneraba
al archiconocido “Cristo de Zalamea” de Orihuela; quizás fue parte de un error
habitual al confundir la localidad pacense con la onubense, puesto que en
Zalamea de la Serena se venera al Cristo de la Quinta Angustia o Cristo de
Zalamea. O quizás el doctor Rafael Gironés, que no debía desconocer la realidad
de la geografía española, envió cartas a los diferentes lugares para asegurarse
la remisión de algún boceto. A pesar de que en 1938, según confirma el propio
sacerdote José María Arroyo, la parroquia contaba con la imagen de Cristo
Crucificado, no sabemos si de alguna manera se atendió la petición del médico
setabense.
Documento 3: si
hay una ciudad donde el auge de las cofradías de Semana Santa llegó con la
posguerra, es Málaga. La unión entre hermandades y militares fue (y es) más que
evidente. En esta paradójica dualidad entre ejército y cristianismo se
reorganizó a finales de los años 30 la Hermandad del Cautivo y María santísima
de la Trinidad que, como nexo de unión al nuevo régimen, adoptó algunas
iniciativas: nombrar hermana honoraria a la Hermandad de Cautivos de España; y
nombrar gran mayordomo de honor al General Franco. El dictador, agradecido,
cedió a la hermandad la prerrogativa de usar el escudo de su casa civil junto a
la cruz trinitaria, como emblema de la cofradía (la podemos observar en la
imagen), y que actualmente aún conserva.
Respecto a este
tema, en 1953, la Junta de Gobierno de la Hermandad del Cautivo de Málaga
nombraba Hermano de Honor al alcalde de Zalamea la Real, acreditándose este
hecho con un ornado diploma que aún hoy día se conserva en los fondos del
Archivo Municipal. No podemos concretar la motivación de tal distinción, aunque
generalmente, la cesión de algún donativo de relevancia para sufragar algún
gasto puntual era suficiente aliciente para ello.
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Documento 5 |
Documentos 4 y
5: De forma más generalizada se llevó a cabo la fundación de numerosas
hermandades promovidas por los colectivos de mutilados y ex combatientes del
bando nacional. Bajo las advocaciones de Cristo de la Victoria y Nuestra Señora
de la Paz, fueron profusas las cofradías que quisieron rendir tributo a ambas
alegorías. Y como era de prever, las nuevas hermandades necesitaban del apoyo
económico de hermanos, devotos y simpatizantes para configurar su patrimonio.
Esa quizás fue una de las motivaciones para que, por ejemplo, la Hermandad del
Cristo de la Victoria, Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María santísima de la
Paz (Cofradía de Excombatientes) de Ayamonte nombrara en abril de 1965, y con
motivo de sus bodas de plata, Hermano Predilecto al alcalde de Zalamea la Real.
Y para
terminar, y en esta línea, la Hermandad de Penitencia de los Caballeros
Mutilados y Excombatientes bajo la advocación del Santísimo Cristo de la
Victoria y Nuestra Señora de la Paz de Huelva, enviaba al ayuntamiento (en un
documento sin fecha) 300 papeletas de su lotería anual, al precio de una peseta
el boleto, para sufragar los gastos de su estación de penitencia en la noche
del Domingo de Ramos, y para la
“adquisición gradual de elementos más precisos, como insignias, palio,
pasos,...” Se indicaba se remitieran los boletos no vendidos antes del sorteo,
así como el abono de las ventas realizadas en la cuenta que la hermandad tenía
en la sucursal del Banco Hispano-Americano de la ciudad. La “recompensa” por la
venta de las 300 papeletas sería el nombramiento al alcalde de Hermano de Honor
Perpetuo de la misma (aunque no podemos determinar si la venta íntegra llegó a
buen puerto).
Son varios los documentos que
hablan de la relación entre hermandades y cofradías exógenas y Zalamea la Real.
Pero para no extendernos más, dejamos aquí este breve botón de muestra.
José Manuel Vázquez Lazo
Boletín Hermandad de Penitencia 2017