
Indicaba el antiguo Código de Derecho Canónico de 1917 que "Las asociaciones de fieles que han sido erigidas para ejercer alguna obra de piedad o de caridad, se denominan pías uniones; las cuales, si están constituidas a modo de cuerpo orgánico, se llaman hermandades". El término Hermandad posee, de este modo, un valor intrínseco formulado por su propia denominación. Este aspecto lo podemos apreciar en Zalamea en todas las Hermandades y Cofradías que componen tradicionalmente el cuerpo parroquial de nuestro pueblo, haciendo gala del indiscutible e substancial espíritu solidario de las gentes de este pueblo.
Haciendo un poco de historia, mirando atrás podemos observar como la Hermandad de San Vicente articuló a lo largo del tiempo sus propios mecanismos de ayuda a los más necesitados. Así, en el mes de febrero de 1934, salió a la luz, bajo el auspicio de la propia Hermandad, un proyecto destinado a rentabilizar el espíritu pío de los hermanos reunidos bajo el patronazgo del Santo. Nacieron de este modo las llamadas Conferencias de San Vicente de Paul, destinadas a las obras de caridad, como aspecto esencial del espíritu cristiano.
Las reuniones del nuevo grupo emanado de la Hermandad de San Vicente se llevarían a cabo semanalmente, citando a los hermanos que así quisieran asistir a la convocatoria, todos los jueves a las cinco de la tarde. Dichas reuniones tenían un orden del día concreto: después de una lectura piadosa, los hermanos asistentes, en su labor principal de ayudar al prójimo, repasaban las necesidades de los enfermos pobres del pueblo para, realizando una especie de base de datos de todas aquellos necesitados zalameños, poder ejecutar las acciones piadosas que hicieran más liviana la pobreza de aquellos.

Además de las colectas semanales realizadas dentro del grupo, las Conferencias de San Vicente tenían otra fuente directa de ingresos: para pertenecer a ésta se había estipulado el pago de una inscripción que rondaba la cantidad de 0.50 a 1 peseta.
Citamos como ejemplo los gastos de la Conferencias de San Vicente de sus tres primeros meses de vida. Para los meses de enero, febrero y marzo de 1934 se había recaudado, en base a las cuotas de inscripción y a las colectas, 213.95 ptas, que en principio no alcanzaron la posterior cuota de gastos de la primera acción a favor de los pobres de Zalamea, que fue de 230.60 ptas. Dichos gastos se distribuyeron de la siguiente manera:
LECHE PAN CARNE
FEBRERO 112 litros 7.50 kilos 1 kilo
MARZO 87.5 litros 10.00 kilos -
ABRIL 87.5 litros 17.50 kilos -
Total 287 litros 35.00 kilos 1 kilo
Para terminar, indicar que unos meses después, en agosto, el número de socios había ascendido a 122. Ese mes se recogieron 489 ptas., recaudado más del doble que en sus tres primeros meses de vida. El gasto para ese mes fue de 435 ptas, habiendo un superávit de 53 ptas (recordemos que en abril se había cerrado con un déficit de 16.65 ptas.). Con la nueva recaudación se socorrieron a 62 familias con 557 litros de leche; 104 kilos de pan; y 116 kilos de carne.
No tenemos información sobre cuánto tiempo estuvo actuando este grupo, si sus labores pías las asumió las propia Hermandad con el paso de los años o si las penurias de la guerra y la posguerra, y la posterior dictadura socavaron los bolsillos y la moral de sus integrantes. Pero no cabe duda que en la actualidad, ese espíritu de colaboración de las Conferencias de San Vicente sigue presente en Zalamea la Real a través de los diferentes grupos constituidos en la Parroquia.
José Manuel Vázquez Lazo
Boletín Hermandad de San Vicente Mártir. Año 2007.